Sentado frente a tu computadora, acabas de enviar un correo electrónico con una nueva oferta, estás próximo a generar “otra” propiedad a tu lista de bienes raíces, estas nervioso, pasan los minutos y no entra la respuesta. Sabes que unas pocas respuestas positivas significarán una gran diferencia en tu vida, en tus inversiones y en tu negocio.
Quieres dejar tu aburrido trabajo y la monótona vida que llevas.
Deseas darle lo mejor a tus hijos y a tu familia. Te pones a soñar despierto un rato, sueñas con la casa que siempre has deseado, si este negocio sale bien vas a poder dar la entrada, piensas en los muebles y en los niños jugando seguros en el patio. Tu mujer te abraza, sabe todo lo que has trabajado y estudiado para cumplir tu sueño.
No ha sido de un día para otro.
Cuando te levantas ves tu Mercedes aparcado en su sitio. No te gusta presumir, pero te encanta la sensación que te produce ese coche. Te da seguridad, te da fuerza, te gusta sentir el motor acelerando sin ningún esfuerzo. Miras por el retrovisor y tus niños duermen, sueñas con otras cosas.
De repente un pitido te despierta de tus ensoñaciones, abres emocionado el correo. Es la respuesta de tu oferta, respiras profundamente, te sientes satisfecho.
Sabes que has avanzado un paso más, que no es mucho, pero podrías haber no conseguido nada. Suena el pitido de nuevo, y de nuevo y así llegan respuestas de tus ofertas. Cuando pasa la emoción inicial empiezas a reflexionar en tu camino.
Recuerdas cuando compraste tu primer curso, más asustado que un niño después de escuchar un trueno, era un seminario que costaba 200 dólares. Te ríes en tu interior, no sabias todo el valor que contenía ese curso. Ese curso contenía un extraño poder, un extraño poder que solo unos pocos han logrado descifrar.
Habías pasado horas leyendo y releyendo lo aprendido. Lo habías subrayado, y habías aprendido de memoria sus frases más importantes. Llevabas el cuadernillo en el coche y los releías antes de dormir.
Tu mujer te regañaba por estar obsesionado con el bendito cuadernillo. Lo tomas en tus manos y lees para ti “Como Comprar Bienes Raíces Sin Anticipo y Sin Usar Bancos”. Lo abrazas y agradeces haberte encontrado con este tesoro.
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